“El mejor tratamiento contra la gripe es quedarse en casa y cuidarse”

“Las administraciones incumplen las leyes a veces con más frecuencia que los ciudadanos”, Ildefonso Hernández, director del Departamento de Salud Pública en la UMH

Un dicho científico circula entre algunos experimentados de la medicina para restar importancia a los riesgos derivados del contagio de la gripe: “El virus de la gripe dura siete días con tratamiento y una semana sin él”, dice esta especie de refrán. A pesar de ello, este año sólo en la provincia de Alicante se distribuirán más de 300.000 vacunas para afrontar una enfermedad que alcanza sus cotas más altas de infección cuando llega el frío, entre octubre y febrero. Ildefonso Hernández es actualmente el Director del Departamento de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández. Fue director general de Salud Pública en el Ministerio de Sanidad durante tres años y uno de los grandes impulsores de la Ley General de Salud Pública, ley que según denuncia el propio Hernández “fue aprobada por todos los grupos parlamentarios pero el actual gobierno no quiere desarrollar”.

Pregunta. ¿Qué factores condicionan que una persona se vea afectada por el virus de la gripe?

Respuesta. Uno de los factores más importantes es la experiencia que haya tenido uno previamente con el virus, tanto si lo ha pasado varias veces como si se ha vacunado contra distintos tipos de cepas. Cada año la vacuna suele variar porque el virus de la gripe sufre cambios antigénicos, unos cambios en su configuración que hace que vaya cambiando su potencialidad de infectar y por eso una persona que ha pasado la gripe varias veces puede volver a infectarse. En cuanto a su forma de transmisión, es bien por pequeñas gotas aéreas que se producen al estornudar o al toser o también por contacto, y cuando hace más frío o más sequedad es cuando dura más tiempo en superficie.

P. ¿Cómo se puede prevenir?

El virus de la gripe seguirá con nosotros tiempo y una forma de prevenirlo son las medidas higiénicas. Estas medias se acentuaron durante la pandemia de gripe A en 2009: el taparse al estornudar, taparse con el codo, lavarse las manos con frecuencia, etc. La otra medida que hay es la vacuna, que se aconseja en las personas más vulnerables a tener complicaciones, personas mayores, personas que tienen alguna enfermedad subyacente que puede agravarse con la gripe, o en personas jóvenes con alguna enfermedad.

P. ¿Y cuál sería su tratamiento?

R. No hay tratamiento para la gripe, hay un tratamiento de antivíricos pero realmente cambia muy poco la enfermedad. A la gente hay que decirle que el mejor tratamiento contra la gripe es quedarse en casa y cuidarse, excepto si se trata de personas con enfermedades crónicas o respiratorias, en cuyo caso podría ser necesario un tratamiento bacteriano. Es normal que la gripe curse en un periodo de una semana y es normal que la tos, uno de sus síntomas, dure hasta dos semanas.

P. Teniendo en cuenta entonces esta escasa gravedad el virus de la gripe ¿Por qué se ha iniciado una campaña de vacunación?

R. La gripe es una enfermedad que sólo afecta gravemente a una parte escasa de la población. Este hecho es el que motiva que se utilicen las vacunas. Es cierto que hay un debate científico sobre su efectividad, pero las recomendaciones de salud pública se hacen en base al conocimiento disponible y de momento todas las instituciones internacionales en salud pública siguen recomendándola.

P. A la hora de aplicar las vacunas, ¿Falta una atención más individualizada que permita explicar a la población los riesgos que también comporta vacunarse?

R. Creo que en general la población está informada sobre los posibles efectos adversos que raramente se dan en las vacunas, aunque en líneas generales hay que decir que todavía no se proporciona la suficiente información. Muchas veces la información que se da es limitada y existe un cierto grado de paternalismo por parte del Estado. La Ley General de Salud Pública, que fue aprobada por todos los grupos parlamentarios y que este gobierno no quiere desarrollar, contempla precisamente mejorar la transparencia y la información para que la gente tome las decisiones de manera responsable, madura y democrática.

P. Y la relación entre el riesgo de la vacuna y el riesgo de la enfermedad, ¿Hace que merezca la pena vacunarse?

R. Hasta ahora las valoraciones que se han hecho dicen que si merece la pena. La vacuna de la gripe tiene el beneficio individual de superar la enfermedad y el colectivo de que hace más inmune a la población. Otra cosa es que entremos a valorar el coste de las vacunas, no sólo en la salud sino en relación a otros gastos. Dentro del contexto sanitario, la valoración que se ha hecho es la de que el beneficio es superior al riesgo y la inversión.

P. ¿Existe alguna razón que explique esta falta de información del paciente sobre los posibles efectos adversos de una vacuna?

R. Aunque se esté deteriorando, el servicio sanitario que tenemos es bueno, pero debemos asumir que los médicos de atención primaria tienen a veces cinco minutos por paciente, mientras que si tuvieran quince igual podrían explicarles los efectos secundarios. Además, en lugar de reducir en intervenciones innecesarias se está despidiendo a personal de atención primaria, un personal necesario. No hay suficientes recursos humanos para informar de los beneficios y consecuencias de una posible vacuna.

P. ¿Cómo afectarán los recortes sanitarios en la prevención de un virus como el de la gripe?

R. Como a los demás. Menos explicaciones, menos información, más grupos vulnerables, más grupos de población con menos acceso a sanidad que serán más sensibles a tener complicaciones a la larga. En sanidad hay mucho donde recortar, pero se ha hecho mal y se ha hecho con brocha gorda. Es bastante triste que en este país a algunas de las personas que están en puestos de responsabilidad ni siquiera las querrías tener trabajando contigo, porque no te servirían para nada. Hemos de asumir que las administraciones incumplen las leyes a veces con más frecuencia que los ciudadanos y parece que el imperio de la ley sólo sirve para reprimir a la gente.

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