¿Sabe matemáticas la naturaleza?

Podemos encontrar numerosos ejemplos en la naturaleza que nos indican que la respuesta a esta pregunta es afirmativa. Empezando por dos números bien conocidos como es pi, que aparece en las formas circulares y esféricas, y la constante de gravitación universal que está presente en la forma en cómo se atraen los cuerpos. Otro ejemplo es la proporción o número áureo, número relacionado con el equilibrio y la belleza, que encontramos en las espirales del caparazón de un caracol, en la disposición de las hojas de las alcachofas, o en la distribución de las hojas de muchas plantas para maximizar la insolación con la mínima interferencia entre ellas. Y hablando de optimizar, en la naturaleza encontramos notables ejemplos de cómo ésta trata de conseguir los mejores resultados con los menores esfuerzos, como en las superficies minimales que forman las pompas de jabón o el diseño de los panales de abejas que maximizan el espacio útil, minimizando el consumo de cera.

También encontramos el uso de las matemáticas en la forma de los pétalos de muchas flores que se dibujan siguiendo ecuaciones de curvas maravillosas o la geometría fractal que encontramos en los romanescu o en los copos de nieve. Como dijo Galileo: “La naturaleza está escrita en lenguaje matemático”, o mejor, como afirmó Kant: “Es la misma Naturaleza, y no el matemático, quien introduce las matemáticas en la filosofía natural”, por lo que podemos intuir que la Naturaleza sí sabe matemáticas.

Joaquín Sánchez
Centro de Investigación Operativa (CIO) de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche

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