La magia de la fundición

El proceso de fundición artística combina fuego y metal para culminar con una pieza de bronce en tres dimensiones. La llegada de la técnica denominada a la cera perdida, una práctica prehistórica -año 700 a. C.- que ha evolucionado con el tiempo hasta simplificarse, ha permitido que la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche cuente en sus instalaciones con un taller en el que los estudiantes consiguen producir sus propias obras. El profesor responsable de la fundición de la UMH, David Vila, asegura que esta disciplina “despierta pasiones entre el alumnado porque todos los elementos implicados dotan de magia al proceso”.

Pocas universidades españolas cuentan con unas instalaciones como las del taller de fundición del campus de Altea de la UMH. La complejidad de la técnica y su coste económico conlleva la necesidad de unas infraestructuras muy aparatosas. En la década de los 90, se simplifica mucho el proceso y se torna más accesible. Por este motivo, las universidades que cuentan con un taller de escultura comienzan a incorporar la fundición, ya que es una de las ramas de esta disciplina. En concreto, el taller de la UMH utiliza la técnica de la cera perdida con molde de cascarilla cerámica. Se trata de una evolución de las técnicas prehistóricas de fundición con las que se han creado obras como la conocida escultura del Guerrer de Moixent, una pieza de bronce Íbero valenciano datado en el siglo IV A.C. Trabajar a la cera perdida supone que el modelo a realizar en bronce primero se debe llevar a cabo en cera. “Lo que hayamos generado con este material, luego lo obtendremos en metal”, precisa el docente.

La técnica profundiza en las posibilidades plásticas muy concretas del bronce pero es muy rica para el aprendizaje y el desarrollo creativo de un artista

El taller de fundición acoge una asignatura del Grado en Bellas Artes, un módulo dentro de una asignatura del Máster en Proyecto e Investigación en Arte y varios cursos de verano e invierno. David Vila cuenta que todos estos programas formativos tienen en común la multitud de emociones que se generan en la fundición. Además, desde el taller, también, se dirigen becas de investigación, Trabajos de Fin de Grado y Trabajos de Fin de Máster en los que la fundición es protagonista. El profesor de la UMH explica que, además de trabajar con un material definitivo y noble como es el bronce, en la fundición se aprenden numerosas prácticas que se pueden aplicar a diferentes materiales. “Las adaptaciones recientes y su utilización para generar lenguajes artísticos actuales, la convierten en una técnica escultórica contemporánea muy demandada”, apunta el profesor.

Vila señala que la técnica profundiza en las posibilidades plásticas muy concretas del bronce, pero que, a su vez, es muy rica para el aprendizaje y el desarrollo creativo de un artista. “En el proceso de creación con la cera se puede utilizar cualquiera de las estrategias creativas de la escultura como construcción, adición, sustracción o reproducción a través de moldes”, aclara. Después, se produce la transformación de materiales que culmina con el paso de la figura en cera a metal.

El conjunto se somete a un choque térmico para eliminar la cera y que quede el hueco de lo que se pretende reproducir en metal

David Vila cree que la fundición es una técnica que no tiene término medio: necesita tiempo, dedicación y concentración porque, aunque el proceso se ha simplificado, sigue siendo complejo. Fundir metal a grandes temperaturas y llevar a cabo de forma correcta todos los pasos requiere una dedicación mental completa. “A pesar de la exigencia de la propia técnica, siempre hay un número muy elevado de estudiantes interesados”, destaca.

Uno de los principales atractivos de esta disciplina artística es que los resultados son visibles, incluso, en poco tiempo. Cualquier persona que no esté familiarizada con el cambio de estado de la materia puede entrar en la fundición y en cuatro meses concluir una asignatura de grado con una obra completa. Y no sólo en el marco del Grado en Bellas Artes, también en los cursos de verano e inverno que ofrece el Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria de la UMH.

El sistema de colada del metal varía en función de la técnica empleada y permite que el material fundido se canalice a través del molde refractario y ocupe el hueco creado por la cera. Una vez se ha obtenido el diseño de la canalización de entrada del metal, más el modelo en cera, se le da una serie de baños con un material altamente refractario y muy resistente. El conjunto se somete a un choque térmico para eliminar la cera y que quede el hueco de lo que se pretende reproducir en metal. Después del descere, que tiene lugar en el horno, se realiza la cocción del material refractario para que adquiera la dureza necesaria para soportar la colada. Una vez cocido el molde, ya está preparado para introducir el metal líquido en el hueco de lo que antes era cera. Cuando el metal ha enfriado, el molde se rompe y aparece la obra en bronce.

El atractivo de la fundición tiene que ver, también, con acercarse a un proceso manual, alejado de las nuevas tecnologías y los dispositivos electrónicos

La técnica de la cascarilla cerámica ha permitido que exista un taller de función en la Universidad en el que los estudiantes no sólo aprenden a crear sus propias piezas, sino a trabajar en condiciones de peligrosidad alta. “Son capaces de guardar la seguridad y atender a lo que hacen, algo que pueden aplicar a muchos campos profesionales”, subraya David Vila. Como futuros artistas, los estudiantes que pasan por la fundición conocen cómo la sintonía entre el fuego, el metal y el arte da lugar a una obra final en bronce.

La magia a la que alude David Vila para referirse al atractivo de la fundición tiene que ver, también, con acercarse a un proceso manual, alejado de las nuevas tecnologías y los dispositivos electrónicos. El contacto con la cera, el trabajo con el molde, el fuego o el color del metal fundido provocan sensaciones que terminan por cautivar a quienes se adentran en la técnica.

 

Belén Pardos

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